jueves, 24 de marzo de 2011

"Encontrarás dragones": un peliculón sobre memoria histórica y reconciliación.


Mañana se estrena en España una gran película de Ronald Joffé : "There be dragons" ('Encontraras dragones'). Tuve la fortuna de verla en pase privado hace ya algunas semanas y por eso puedo hablar de ella. Me impacto sobremanera a mi que soy un modesto cinéfilo, no sólo por su extraordinaria puesta en escena y dirección, sino, sobre todo, por su argumento y mensaje: es un canto a la reconciliación entre los hombres en general y sobre los españoles en particular en relación con nuestro pasado de Guerra Civil y las dos Españas.
Fui ponente de mi Grupo Parlamentario sobre la infausta Ley de Memoria Historica y por ello estoy muy sensibilizado acerca de la verdad histórica y nuestra reconciliación colectiva. Aquella Ley fue una gran ocasión perdida para ello.
En otra gran película, "Invictus", pude admirar a un gran hombre, Nelson Mandela, que supo vencer sus dragones interiores y personales y contribuir, con generosidad y altura de miras, a la supervivencia de su país tan necesitado de reconciliacion tras décadas de apartheid. Añoré que no tuviéramos un Mandela gobernándonos...
En 'There be dragons' encontramos, tras el fondo de nuestra Guerra Civil, a otro gran hombre, San Josemaría, que también venció a sus dragones y así contribuyó a hacer el bien entre los españoles y toda la humanidad. Sirvió a la paz, al bien común y a la reconciliación. Rodeado de dragones.

miércoles, 23 de marzo de 2011

SÍ a la guerra... en Libia.

Ayer el Congreso avaló por casi unanimidad -la misma que condeno los ataques a la libertad religiosa y a las minorías cristianas hace unas fechas-, la intervención militar española en Libia.
Son muchos los que se interrogan por las diferencias y similitudes entre esta guerra y la de Irak, para deducir el giro copernicano -¿o no?- entre aquel desgarrador 'No a la guerra' y este 'Si a la guerra en Libia' con el silencio complaciente de todo aquel mundo del cine y la cultura acompañando al Sr. Zapatero en esta ocasión.
Es cierto que el Consejo de Seguridad de NN.UU. ha aprobado la Resolucion 1973 que avala una determinada intervención. Pero lo ha hecho gracias a la abstención de Rusia y China entre otros países, lo que quiere decir que esta guerra es legal, legitima y moral porque esos países con su abstención lo han permitido.
Dicho de otra manera: países que se caracterizan por la ejemplar defensa de los derechos humanos como los citados (sic), resultan ser los garantes de la legitimidad y moralidad de las acciones bélicas en el mundo internacional: me permitirán que ni mi conciencia ni mi razón se plieguen fácilmente ante este argumento.
Me hubiera sentido mas confortado si se hubiera invocado el derecho a la "injerencia humanitaria", concepto acuñado por Juan Pablo II para justificar intervenciones militares de los Estados cuando se violan flagrantemente los derechos humanos de la población por parte del país primariamente obligado a respetarlos y garantizarlos.No ha sido el caso y ahora ya estamos en guerra, legal, legítimamente y moralmente. Lo han dicho Rusia y China y punto.

jueves, 3 de marzo de 2011

SORPRENDENTE: ZAPATERO RECOMIENDA A LOS TUNECINOS QUE INCUMPLAN EL ART. 18 DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS PARA INSTAURAR UNA DEMOCRACIA SÓLIDA.

La persecución que están sufriendo minorías cristianas en diversos países de Oriente Medio, Asia y África, violando de manera flagrante el derecho fundamental a la libertad religiosa recogido en el art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, llevó a que el Pleno del Congreso de los Diputados aprobara la semana pasada y por práctica unanimidad, una moción al respecto del Partido Popular. No es ocioso recordar la gravedad y la actualidad de la situación: anteayer era asesinado el Ministro de las Minorías del Pakistán por oponerse a la “ley de blasfemia”, como ya lo fue el Gobernador del Punjab por la misma causa.

No debe sorprender a nadie, pues, que ante los procesos extraordinarios que se están viviendo en Túnez, Egipto y, ahora, en Libia, que despiertan tanta preocupación como asombro y esperanza, se esté haciendo especial hincapié en que para garantizar que esos procesos revolucionarios culminen en auténticas democracias es necesario respetar la Declaración Universal de los Derecho Humanos y muy en particular, por razones obvias, su artículo 18, referido a la libertad religiosa.

Así las cosas, el Presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero, va a Túnez para ponerse al frente de la manifestación democrática, dando consejos que contradicen y violan flagrantemente la citada Declararon Universal de Derechos Humanos. A alguno puede parecerle muy fuerte lo que digo, pero, por desgracia, es así, y me explico: uno de los consejos del Sr. Rodríguez Zapatero ha sido (y cito textualmente) “La religión tiene que estar en el ámbito de lo privado. El Estado debe ser no confesional, esto hace más duradera y auténtica la democracia”.  

Respecto a la aconfesionalidad del Estado, nada que objetar. Ahora bien, esos consejos del Sr. Zapatero sobre la reclusión de la religión en el ámbito de lo privado chocan, como he dicho, frontalmente con el derecho a la libertad religiosa plasmado, entre otros textos internacionales, en el art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Resolución aprobada por el Parlamento Europeo el pasado 20 enero y el Acuerdo del Consejo de Ministros de Exteriores de la UE del 21 de febrero. En efecto, el citado art. 18 que ha servido de base para la aprobación de todas estas resoluciones, "garantiza a toda persona la libertad de manifestar su religión tanto en público como en privado".

Como ha resaltado el Consejo de Ministros de Exteriores de la UE, la libertad religiosa está intrínsicamente vinculada a la libertad de opinión y de expresión así como a otros derechos humanos y libertades fundamentales que contribuyen a la construcción de sociedades auténticamente plurales y democráticas.

Es muy grave, por tanto, que el Sr. Zapatero dé esos consejos que van en contra de los textos internacionales que pretenden asegurar una autentica democracia, respetando la libertad religiosa como uno de sus pilares fundamentales.

Hacerlo, además, cuando esa violación está significando la masacre de minorías cristianas es especialmente dramático.